Bien se pueden reconocer elementos de ciencia ficción en leyendas y mitos muchos siglos antes. Como por ejemplo en la mitología griega, en el folclore judío, o Tomás Moro; que en su más famosa obra, Utopía (1516), describe en forma de narración una sociedad perfecta que reside felizmente en la isla Utopía. Pero para muchos la primera obra de ciencia ficción se remonta a 1818, año en que es publicado Frankenstein o El moderno Prometeo de la novelista inglesa Mary Shelley (30 de agosto de 1797 - 1 de febrero de 1851).
Víctor Frankenstein es el moderno Prometeo, el protagonista que recibe el fuego de la vida y que es capaz de crear, muy a su pesar, un monstruo sin nombre. "Durante casi dos años había trabajado infatigablemente con el único propósito de infundir vida a un cuerpo inerte. Para ello me había privado de descanso y de salud", confiesa Víctor.
El monstruo que nace de la materia inerte va transformándose en ser humano a medida que adquiere el lenguaje. Se le menciona en la obra como "engendro", "monstruo", "aquel ser", "la criatura", "horrendo huésped", "demoníaco ser"... y, aunque nace inocente, su soledad y el horror y el desprecio que produce su contemplación a las demás personas le van convirtiendo en un ser brutal. Persigue a Frankenstein, destruye a su familia y es posteriormente perseguido por su creador que, responsable de su obra, trata de evitar otros males que la criatura pueda causar.
Las más conocidas primerizas historias de viajes a la Luna son la de Cyrano de Bergerac, en el siglo XVII, y la del Barón de Münchhausen, siglo XVIII. Sin embargo, Carl Sagan e Isaac Asimov coinciden en que Somnium (1623) es el primer relato de ciencia ficción como tal, escrito por el Astronomo, Físico y Matemático aleman Johannes Kepler (27 de diciembre de 1571 - 15 de noviembre de 1630).
"Somnium" describe a un aventurero que viaja a la Luna y muestra la preocupación de Kepler por el tema de cómo se verían los movimientos de la Tierra desde la Luna. Un narrador anónimo nos cuenta que una noche, tras observar las estrellas y la Luna, se quedó dormido y soñó que leía un libro, la biografía de Duracotus, un hombre nacido en Islandia de una bruja llamada Fiolxhilda. Tras pasar algún tiempo en Europa trabajando con el famoso astrónomo danés Tycho Brahe (el propio Kepler, en su juventud, había sido su ayudante), Duracotus regresa a su isla nórdica para aprender de su madre los secretos de los demonios (que ella llama "sapientissimi spiritus", los espíritus más sabios) que viajan entre la Tierra y Levania (la Luna). De vez en cuando, estos demonios transportan seres humanos. La bruja invoca uno de estos espíritus y madre e hijo cubren sus cabezas con una sábana (tal y como exige el ritual) mientras uno de esos seres les habla sobre la auténtica naturaleza de la Luna. Casi todo el resto de "Somnium" consiste en las explicaciones de ese demonio. La influencia de esta obra fue enorme, inspirando directa o indirectamente otros viajes interplanetarios a autores posteriores como John Wilkins, Henry More, H.G.Wells o Arthur C.Clarke. Kepler fue el pionero de una nueva visión del espacio exterior como hogar de una pluralidad de mundos habitados.
En los años 30 del siglo XIX, el escritor estadounidense Edgar Allan Poe (19 de enero de 1809-7 de octubre de 1849) anticipó igualmente la narrativa de ciencia ficción en relatos como La incomparable aventura de un tal Hans Pfaal, El poder de las palabras, Revelación mesmérica, La verdad sobre el caso del señor Valdemar, Un descenso al Maelström, Von Kempelen y su descubrimiento, etc. Ya se ha destacado que el autor escribió gran parte de su obra de acuerdo con los gustos populares de la época, lo que vendía. A tal efecto, sus relatos recogen a menudo elementos de la pseudociencia, la frenología y la fisiognomía.
Hugo Gernsback, citaba solo a tres autores del género anteriores a los años 30: Poe, Verne y Wells. En castellano existe una edición de los relatos de ciencia-ficción del autor que contiene trece obras, desde "Von Kempelen y su descubrimiento" hasta "Un cuento de las montañas escabrosas", e incluso "Manuscrito encontrado en una botella". En sus cuentos más declaradamente macabros aparecen en ocasiones elementos de la ciencia-ficción, y al contrario, de forma que a veces es difícil determinar el género exacto a que pertenecen obras como "La verdad en el caso del Sr. Valdemar", "Manuscrito hallado en una botella"... Por otro lado, hay alguna pieza que combina ciencia-ficción, terror y prosa poética: "La conversación de Eiros y Charmion", o sátira y ciencia-ficción ("Mellonta Tauta"), y el ensayo Eureka (1848) ha sido encuadrado a veces dentro de ésta.
Nos transportamos a EUROPA. La rama europea de la ciencia ficción comenzó propiamente a finales del siglo XIX con los romances científicos de Julio Verne (1828-1905), cuya ciencia se centraba más bien en invenciones, así como con las novelas de crítica social con orientación científica de H. G. Wells (1866-1946). Julio Verne, quien en 1863 publica su primera obra con contenido de ficción científica: "Cinco semanas en globo" probablemente pasa por ser uno de los autores más prolíficos del siglo XIX en el campo de las aventuras de corte científico. La aparición de esta obra supone un hito. A partir de su publicación, este género empieza a transformar sus intenciones. La ciencia subyacente pasa de ser un motivo de inquietud o de preocupación por lo desconocido, a ser un soporte de historias de aventuras y descubrimientos.
CINCO SEMANAS EN GLOBO
Nos cuenta la historia de el doctor Samuel Fergusson, sabio y explorador inglés, acompañado por su criado Joe y por su amigo Dick Kennedy, decide atravesar el continente africano, que hasta ese momento sólo era conocido de modo fragmentario, usando un globo hinchado con hidrógeno. Un dispositivo de su invención, que permite subir o bajar a voluntad sin perder gas o echar lastre en busca de corrientes favorables, convierte al globo en un aparato dirigible. La idea de este viaje es unir las exploraciones realizadas por Burton y Speke en el África Oriental con las de Heinrich Barth en las regiones del Sahara y el Chad, y hallar las fuentes del Nilo. Los tres aeronautas parten de la isla de Zanzíbar en el globo Victoria y recorren durante cinco semanas los Montes de la Luna (donde sucede la aventura del elefante remolcador), el lago Victoria (que reconocen como la fuente del Nilo), el Nilo, los montes Auríferos (donde suceden las aventuras del misionero, de la codicia y de la sed), el lago Chad (donde el globo es deshecho y Joe se pierde), el desierto del Sahara (el huracán), el río Níger (donde el nuevo Victoria comienza a fallar y ocurre el ataque de los talibas) hasta las cataratas de Güina en el río Senegal, antes de volver a Inglaterra, donde son recibidos con entusiasmo y ganan la medalla de oro por la mejor aventura del año 1862.
H.G. Wells
Hugo Gernsback, citaba solo a tres autores del género anteriores a los años 30: Poe, Verne y Wells. En castellano existe una edición de los relatos de ciencia-ficción del autor que contiene trece obras, desde "Von Kempelen y su descubrimiento" hasta "Un cuento de las montañas escabrosas", e incluso "Manuscrito encontrado en una botella". En sus cuentos más declaradamente macabros aparecen en ocasiones elementos de la ciencia-ficción, y al contrario, de forma que a veces es difícil determinar el género exacto a que pertenecen obras como "La verdad en el caso del Sr. Valdemar", "Manuscrito hallado en una botella"... Por otro lado, hay alguna pieza que combina ciencia-ficción, terror y prosa poética: "La conversación de Eiros y Charmion", o sátira y ciencia-ficción ("Mellonta Tauta"), y el ensayo Eureka (1848) ha sido encuadrado a veces dentro de ésta.
Nos cuenta la historia de el doctor Samuel Fergusson, sabio y explorador inglés, acompañado por su criado Joe y por su amigo Dick Kennedy, decide atravesar el continente africano, que hasta ese momento sólo era conocido de modo fragmentario, usando un globo hinchado con hidrógeno. Un dispositivo de su invención, que permite subir o bajar a voluntad sin perder gas o echar lastre en busca de corrientes favorables, convierte al globo en un aparato dirigible. La idea de este viaje es unir las exploraciones realizadas por Burton y Speke en el África Oriental con las de Heinrich Barth en las regiones del Sahara y el Chad, y hallar las fuentes del Nilo. Los tres aeronautas parten de la isla de Zanzíbar en el globo Victoria y recorren durante cinco semanas los Montes de la Luna (donde sucede la aventura del elefante remolcador), el lago Victoria (que reconocen como la fuente del Nilo), el Nilo, los montes Auríferos (donde suceden las aventuras del misionero, de la codicia y de la sed), el lago Chad (donde el globo es deshecho y Joe se pierde), el desierto del Sahara (el huracán), el río Níger (donde el nuevo Victoria comienza a fallar y ocurre el ataque de los talibas) hasta las cataratas de Güina en el río Senegal, antes de volver a Inglaterra, donde son recibidos con entusiasmo y ganan la medalla de oro por la mejor aventura del año 1862.
H.G. Wells
Toda la obra de H.G. Wells está influida por sus profundas convicciones. En La máquina del tiempo (1895) abordó el tema de la lucha de clases; en La isla del doctor Moreau (1896) y en El hombre invisible (1897), los límites éticos de la ciencia y la obligación del científico de actuar de forma ética más allá del poder que le otorgan sus descubrimientos; en La guerra de los mundos (1898), la crítica de los usos y costumbres de la época victoriana y las prácticas imperialistas británicas. Esto en lo que respecta a sus primeras novelas, que lo han convertido en uno de los más grandes escritores de ciencia ficción.
LA GUERRA DE LOS MUNDOS
La Edad de Oro (1938-1950) La consagración de los nuevos maestros del género: Isaac Asimov, Arthur C. Clarke y Robert A. Heinlein. La ciencia ficción empezó a ganar estatus como género literario, especialmente con este último, que fue el primer autor que consiguió que se editaran historias del género en publicaciones más generales, y fue también el que le dio mayor madurez al género e influyó poderosamente en su desarrollo posterior.
La Edad de Plata (1951-1965) Posiblemente, el que puede tal vez considerarse como primer título notable de la posguerra no fue escrito por un autor habitualmente catalogado como escritor de ciencia ficción y, de hecho, el libro ni siquiera fue catalogado como tal por su editor; pero sin duda lo es, y le dio a su autor fama mundial; nos referimos a 1984 (1948) de George Orwell. 1984 es una novela política de ficción distópica, escrita por Orwell entre 1947 y 1948 y publicada el 8 de junio de 1949. La novela introdujo los conceptos del omnipresente y vigilante Gran Hermano o Hermano Mayor, de la notoria habitación 101, de la ubicua policía del Pensamiento y de la neolengua, adaptación del inglés en la que se reduce y se transforma el léxico con fines represivos, basándose en el principio de que lo que no forma parte de la lengua, no puede ser pensado.
La Edad de Plata (1951-1965) Posiblemente, el que puede tal vez considerarse como primer título notable de la posguerra no fue escrito por un autor habitualmente catalogado como escritor de ciencia ficción y, de hecho, el libro ni siquiera fue catalogado como tal por su editor; pero sin duda lo es, y le dio a su autor fama mundial; nos referimos a 1984 (1948) de George Orwell. 1984 es una novela política de ficción distópica, escrita por Orwell entre 1947 y 1948 y publicada el 8 de junio de 1949. La novela introdujo los conceptos del omnipresente y vigilante Gran Hermano o Hermano Mayor, de la notoria habitación 101, de la ubicua policía del Pensamiento y de la neolengua, adaptación del inglés en la que se reduce y se transforma el léxico con fines represivos, basándose en el principio de que lo que no forma parte de la lengua, no puede ser pensado.
Florencia.
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